"SIN DESAFINAR"
En el barrio Quinta Porrúa, en la zona de Cuatro Caminos de nuestra capital, Santander, hemos tenido la suerte de convivir con los "tres tenores" de la solidaridad, de la honestidad, de la caridad, de la generosidad, de la fraternidad, del desinterés...etc. Me refiero, a los tres curas de la Parroquia de "Nuestra Sra. de la Visitación" (Salesas Reales); D. Jesús Nistal ("Donje"), D. José María Gutiérrez y, el tristemente fallecido, hace varios años, D. Luis Vega. Mi reconocimiento más sentido y querido para los tres. No tenían la voz de Pavarotti, Carreras o Plácido Domingo, pero nunca "desafinaron" ante las necesidades de los más desfavorecidos.
D. Luis dirigía el coro parroquial. Ya no está con nosotros, tampoco muchos de sus componentes. Las misas resultaban especiales... aunque un poquito más largas. Sonaba como el del Vaticano. Era el mejor. Cada sacerdote tenía y mantiene sus cualidades. Se complementaban perfectamente. Todavía siguen al "pie del cañón". Echan una manuca donde se les requiere. Resistirán mientras las fuerzas aguanten. Se "dejan la piel" en la tarea que realizan, haciendo lo único que saben, el bien a todo el mundo. ¡Son tremendamente humanos! No hay palabras de agradecimiento suficientes, con las que mostrar tanto afecto, a unas vidas entregadas, completamente, al servicio de los demás.
Me cuesta pasar por mi barrio, Porrúa, como lo llamamos desde siempre. Ha cambiado demasiado. El paisaje humano es totalmente diferente. En mi portal "faltan" prácticamente todos los vecinos de mi niñez. Las familias que allí vivían eran humildes pero muy trabajadoras. Nuestros padres con su esfuerzo, a pesar de las limitaciones de la época, nos supieron educar en principios y en valores. Recuerdo, como anécdota, el 16 de julio de 1.969, cuando el primer hombre llegaba a la Luna en el Apolo XI, Carmina, la vecina del primero, nos abrió la puerta de su casa, solían estar todas así, para que lo pudiéramos presenciar, en la única tele en blanco y negro que había en la escalera. ¡Vaya acontecimiento! ¡Qué buena gente! Hemos sido unos privilegiados. No hemos echado en falta comodidades. No necesitábamos tanto como las generaciones actuales, aunque no pasemos por el mejor momento, y haya tanto paro. Nos conformábamos con muy poco. Teníamos el cariño necesario, respeto y un ambiente adecuado y ejemplar. ¡Era suficiente!
En nombre de mi madre y en el de mis hermanos, gracias por vuestra presencia y las muestras de ánimo y apoyo, en las distintas ceremonias, tras el fallecimiento de mi padre. No hizo falta avisaros. Tenéis comunicación directa con los sentimientos y necesidades del prójimo. Un fortísimo abrazo.
escrito por mi gran amigo Felipe Badía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario